sábado, 15 de abril de 2017

Consumo responsable

CONSUMO RESPONSABLE
¿Por qué consumo responsable?
Los ciudadanos y ciudadanas, como consumidores/as, tenemos la posibilidad de incidir en el proceso de transformación de la sociedad hacia modelos de consumo más sostenibles, utilizando nuestro pensamiento crítico, nuestra implicación personal y nuestra participación en las decisiones públicas y colectivas.
El consumo responsable es el consumo ético, solidario y sostenible. Somos nosotros y nosotras los que decidimos qué comprar según nuestros criterios, y no los criterios de la publicidad y el mimetismo social. Preguntémonos primero si realmente tenemos necesidad o deseo de lo que vamos a consumir, después de cuántas maneras se puede satisfacer esta necesidad o deseo y, finalmente, en caso de hacerlo a través del mercado, cuál de las opciones que nos ofrece nos parece más acertada. Se trata de sentir la liberación de hacer lo que desde dentro sentimos que es mejor y nos hace sentir más satisfechos, de no estar ligados a necesidades falsas, a modas o hábitos que no sabemos muy bien por qué seguimos, de entender mejor cómo funciona el mundo en el que vivimos, de no participar en dinámicas que no nos parecen correctas.
Una buena forma de empezar es comprar productos locales, productos ecológicos cuando puedas, evitar el exceso de embalaje, y los productos presentados en paquetes individuales por productos de tamaño familiar o incluso a granel.
De esta forma evitaremos el consumo de energía por transporte de productos que vienen de lejos, el consumo de energía por empaquetados excesivos para mantener esos productos que vienen de lejos, y favoreceremos con las compras locales los pequeños comercios frente a los grandes supermercados.
Te dejamos algunos enlaces sobre consume responsable:

¡Defiéndete de la publicidad!
La publicidad nace a mediados del s. XVIII, cuando comienza a hacerse patente la necesidad de vender las grandes cantidades de productos elaborados en cadena en las fábricas. Su objetivo es hacer que los ciudadanos y ciudadanas consuman los productos anunciados, independientemente de si los necesitan o no, para lo cual emplean diversas estrategias: el reclamo sexual, el premio como reclamo, el misterio, etc.
Para llevar a cabo un consumo responsable es imprescindible mantener una actitud crítica hacia la publicidad, reflexionando antes de comprar cualquier producto si realmente lo necesitamos. Obviamente, esto es muy difícil, sobre todo teniendo en cuenta datos como estos: una persona de una gran ciudad española recibe unos 3000 impactos publicitarios al día, cada mes se reparten en España más de 200 millones de folletos, un cuarto de la programación que emiten las televisiones durante su horario de máxima audiencia son anuncios publicitarios (os proponemos que experimentéis dando un paseo de 15 minutos contando el número de impactos publicitarios que veis).
Una de las estrategias que viene siendo adoptada por la industria publicitaria es la publicidad verde. Ésta consiste en atribuir características ecológicas o respetuosas con el medio ambiente a un producto, si bien no siempre son tan respetuosas e incluso en ocasiones son agresivas con el medio.
Existen iniciativas que tratan de hacer ver las consecuencias negativas que la publicidad tiene sobre nuestro consumo y, consecuentemente, sobre el cambio climático (y el medio ambiente en general). Concretamente, el grupo Consume Hasta Morir de Ecologistas en Acción utilizan la Contrapublicidad como herramienta didáctica para evitar el consumismo.
Grandes superficies y pequeños comercios, ¿tanta diferencia hay?
Comprar en pequeños comercios de barrio tiene muchas ventajas frente a la compra en las grandes superficies, y además, evitarás la pérdida de estos comercios. Al utilizar los comercios pequeños cercanos minimizamos las emisiones de GEI y el consumo de energía y de tiempo que malgastamos en el transporte hacia los comercios de grandes superficies alejados de casa.
Podemos contar el ahorro contabilizando el tiempo empleado, la gasolina gastada y las emisiones efectuadas (además de la multitud de cosas que probablemente compramos que realmente no queríamos adquirir).
Por otro lado, probablemente en los pequeños comercios el número de productos envueltos en plásticos (verduras, frutas, huevos, etc.) sea mucho menor, ya que suelen provenir de productores locales, y no requieren de embalajes para su transporte. Por lo tanto ahorramos energía y generamos menos residuos.
Si además quieres consumir productos ecológicos, éstos suelen ser más baratos en las pequeñas tiendas de comida ecológica que en las secciones de productos ecológicos de las grandes superficies, ¡compruébalo tú mismo/a!

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