CONSUMO RESPONSABLE
¿Por qué consumo responsable?
Los ciudadanos y ciudadanas, como
consumidores/as, tenemos la posibilidad de incidir en el proceso de
transformación de la sociedad hacia modelos de consumo más sostenibles,
utilizando nuestro pensamiento crítico, nuestra implicación personal y
nuestra participación en las decisiones públicas y colectivas.
El consumo responsable es el consumo ético, solidario
y sostenible. Somos nosotros y nosotras los que decidimos qué comprar
según nuestros criterios, y no los criterios de la publicidad y el
mimetismo social. Preguntémonos primero si realmente tenemos necesidad o
deseo de lo que vamos a consumir, después de cuántas maneras se puede
satisfacer esta necesidad o deseo y, finalmente, en caso de hacerlo a
través del mercado, cuál de las opciones que nos ofrece nos parece más
acertada. Se trata de sentir la liberación de hacer lo que desde dentro
sentimos que es mejor y nos hace sentir más satisfechos, de no estar
ligados a necesidades falsas, a modas o hábitos que no sabemos muy bien
por qué seguimos, de entender mejor cómo funciona el mundo en el que
vivimos, de no participar en dinámicas que no nos parecen correctas.
Una buena
forma de empezar es comprar productos locales, productos ecológicos
cuando puedas, evitar el exceso de embalaje, y los productos presentados
en paquetes individuales por productos de tamaño familiar o incluso a
granel.
De esta
forma evitaremos el consumo de energía por transporte de productos que
vienen de lejos, el consumo de energía por empaquetados excesivos para
mantener esos productos que vienen de lejos, y favoreceremos con las
compras locales los pequeños comercios frente a los grandes
supermercados.
Te dejamos algunos enlaces sobre consume responsable:
¡Defiéndete de la publicidad!
La
publicidad nace a mediados del s. XVIII, cuando comienza a hacerse
patente la necesidad de vender las grandes cantidades de productos
elaborados en cadena en las fábricas. Su objetivo es hacer que los
ciudadanos y ciudadanas consuman los productos anunciados,
independientemente de si los necesitan o no, para lo cual emplean
diversas estrategias: el reclamo sexual, el premio como reclamo, el
misterio, etc.
Para llevar a
cabo un consumo responsable es imprescindible mantener una actitud
crítica hacia la publicidad, reflexionando antes de comprar cualquier
producto si realmente lo necesitamos. Obviamente, esto es muy difícil,
sobre todo teniendo en cuenta datos como estos: una persona de una gran
ciudad española recibe unos 3000 impactos publicitarios al día, cada mes
se reparten en España más de 200 millones de folletos, un cuarto de la
programación que emiten las televisiones durante su horario de máxima
audiencia son anuncios publicitarios (os proponemos que experimentéis
dando un paseo de 15 minutos contando el número de impactos
publicitarios que veis).
Una de las estrategias que viene siendo adoptada por la industria publicitaria es la publicidad verde.
Ésta consiste en atribuir características ecológicas o respetuosas con
el medio ambiente a un producto, si bien no siempre son tan respetuosas e
incluso en ocasiones son agresivas con el medio.
Existen
iniciativas que tratan de hacer ver las consecuencias negativas que la
publicidad tiene sobre nuestro consumo y, consecuentemente, sobre el
cambio climático (y el medio ambiente en general). Concretamente, el
grupo Consume Hasta Morir de Ecologistas en Acción utilizan la Contrapublicidad como herramienta didáctica para evitar el consumismo.
Grandes superficies y pequeños comercios, ¿tanta diferencia hay?
Comprar en
pequeños comercios de barrio tiene muchas ventajas frente a la compra en
las grandes superficies, y además, evitarás la pérdida de estos
comercios. Al utilizar los comercios pequeños cercanos minimizamos las
emisiones de GEI y el consumo de energía y de tiempo que malgastamos en
el transporte hacia los comercios de grandes superficies alejados de
casa.
Podemos
contar el ahorro contabilizando el tiempo empleado, la gasolina gastada y
las emisiones efectuadas (además de la multitud de cosas que
probablemente compramos que realmente no queríamos adquirir).
Por otro
lado, probablemente en los pequeños comercios el número de productos
envueltos en plásticos (verduras, frutas, huevos, etc.) sea mucho menor,
ya que suelen provenir de productores locales, y no requieren de
embalajes para su transporte. Por lo tanto ahorramos energía y generamos
menos residuos.
Si además
quieres consumir productos ecológicos, éstos suelen ser más baratos en
las pequeñas tiendas de comida ecológica que en las secciones de
productos ecológicos de las grandes superficies, ¡compruébalo tú
mismo/a!
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